Israel se quita la mascarilla.

Los ciudadanos del Estado judío comienzan a desprenderse con cautela de los tapabocas. Su uso obligatorio se mantiene en espacios cerrados pese a la vacunación masiva.

Jerusalén – 18 ABR 2021 – 08:56 EDT

Un año después de que se impusiera su uso obligatorio, los israelíes han comenzado a quitarse las mascarillas con cautela al aire libre. Con más de la mitad de la población completamente vacunada, el Gobierno les ha eximido de la obligación a partir de este domingo, aunque su utilización seguirá siendo exigida en espacios cerrados. “En esta tienda no entra nadie sin protección”, explicaba Lior, empleado en una óptica del centro de Jerusalén, cubierto con un tapabocas de tela negra a la entrada del local. “Los datos oficiales confirman que los contagios se han reducido mucho”, reconocía, “pero aún no sabemos si una nueva variante del coronavirus puede afectarnos”.

Israel vuelve a la vida de antes de la pandemia, al menos de puertas para fuera. La supresión de la obligatoriedad de las mascarillas coincide con el levantamiento de las últimas restricciones en el sistema educativo: el regreso a clase de todos los alumnos de primaria y la eliminación de los grupos burbuja y aulas desdobladas. El reto que afrontan ahora las autoridades sanitarias es garantizar que los ciudadanos sigan observando las normas de distancia física y protección en los espacios cerrados. “Todos tenemos que llevar una mascarilla en el bolsillo para usarla cuando sea necesario”, ha alertado el coordinador nacional contra la pandemia, el médico Nachman Ash.

El 54% de la población israelí (9,3 millones) ha recibido las dos inyecciones de Pzifer-BioNtech, la única que se ha administrado en el Estado judío. Y cerca de un 10% ha superado la covid-19 y se encuentran inmunizados. Si se tiene en cuenta que otro 30% (los menores de 16 años), no puede ser aún vacunado, en realidad casi el 85% de los ciudadanos y residentes susceptibles de recibir la inoculación se halla ya protegido.

El biólogo del Instituto Weizmann Eran Segal, que analiza en clave informática la evolución de la pandemia en Israel, ha constatado que desde el pico de la tercera ola, registrado a mediados de enero, el número de pacientes que han dado positivo en las pruebas de detección de la covid se ha reducido en un 98%. El Ministerio de Sanidad contabilizó el sábado 82 casos, con una tasa de positividad que se sitúa por debajo del 1% desde comienzos de abril.

“Hoy me siento libre”, aseguraba Sarah, de 25 años, sentada en un banco de la calle de Ben Yehuda de Jerusalén, un céntrico espacio peatonal. “Siento que las cosas ya van a mejor”, describía sus sentimientos esta empleada de un portal de alquiler de apartamientos turísticos. “Tenemos una ocupación del 70%, con viajeros locales, pero no nos recuperaremos mientras no puedan venir visitantes del extranjero”, añadía expresando la preocupación general del sector del turismo tras más de un año de cierre de fronteras a causa de la covid-19. A partir del 23 de mayo está previsto que Israel empiece a aceptar grupos limitados de turistas que puedan acreditar su vacunación y aporten pruebas negativas de infección anteriores al viaje y a su llegada.

Israelis walk in a market in Tel Aviv, Israel, Sunday, April 18, 2021. Israel has lifted a public mask mandate and fully reopened its education system in the latest easing of coronavirus restrictions following its mass vaccination drive. (AP Photo/Sebastian Scheiner)

Infecciones disparadas en Palestina

Mientras en Israel ya se circula por las calles sin mascarilla, en la franja de Gaza y en Cisjordania (5,2 millones de habitantes) se han disparado las infecciones. En la franja costera se han podido vacunar unas 40.000 personas. Otras 110.000 en Cisjordania, sin contar a un número similar de trabajadores palestinos que han sido inoculados por la sanidad israelí. Como comunidades aisladas, los contagios en Palestina no se han visto afectados por nuevas variantes del coronavirus contra las que la eficacia de la vacuna de Pfizer está aún por determinar.